"Y ese pulso que jugué, porque quise lo perdí. Nunca me podré alejar de ti."
Andrés Calamaro
La situación amerita una explicación.
Me apena no poder decir a los cuatro vientos que lo quiero.Si es un poco apresurado, le pido disculpas, suelo idealizar mi futuro.
A veces lo veo agobiado con su vida y disfrutar de nuestras chácharas matinales.
Otras veces, no tanto. Cohibida sinceridad.
No fue necesario atolondrarnos con palabras, tan sólo nos bastó una mirada.
Con franqueza le digo, señor, que me agrada arrebatarle sonrisas.
Utopía: Tomar su mano, besar sus labios, observar sus ojos...
...de incógnito, en el auge de nuestros corazones.
Pero, ¿qué pensaría usted? ¿Y que pensaría su mujer?
Pero usted nunca se negó.
Y así de jugados, emprendimos un viaje sin retorno -o al menos eso me parecía.
Opulencia de besos, pero no es imprescindible detallar más.
Deleite para sus oídos: “Debe culminar.”
Apuesto que aprendí algo que siempre ignoré.
Y a las pruebas me remito: ¡Hoy confieso que he vivido como nunca imaginé!"
Por María Lourdes de Pablo