Voy pensando en que no hace ni un año y las cosas ya no son igual.
Las disculpas no cuesta aceptarlas, me cuesta saber perdonar.
Y vuelvo a despertar, cansado de estar tan cansado de ser.
Me digo: “no hay mitad que sea tan mala como la que tenes”.
Y olvido que traigo conmigo canciones y amigos,
tu alma es ahora mi estrella, el dolor ya no hace mal.
Mirando estoy, a veces me toca el silencio total
colgado de la hoja más alta del árbol que sé imaginar.
Porque hay cosas que sangran por dentro y nadie las puede notar
y me acuesto en la cama que un día la ropa te supe robar...