sábado, 3 de agosto de 2013

Medís tu acrobacia y saltas. 
Tu secreto es la suerte del principiante, no puede fallar. 
Alguna vez, quizá se te va la mano 
y las llamas en pena invaden tu cuerpo 
y caes en manos del Ángel de la Soledad 
y él, ¡gracias a Dios!, tampoco cree en lo que oye.  
Ángel de la soledad y de la desolación 
preso de tu ilusión vas a bailar, a bailar, bailar!